¿Es la muerte el final?

¿O es el nacimiento de otra vida, o nuestro acceso a la eternidad? ¿Acaso esto depende de nosotros y nuestras creencias? ¿O si creemos que hay algo más nos estamos engañando y haciendo caso omiso a la ciencia? ¿O tal vez es la mejor apuesta que podemos hacer? ¿Por qué no pensamos nuestra existencia como una película? Que tiene un final y es que sin el final ésta no tendría sentido, porque es el final el que le da sentido a la obra. Es muy importante comprender que somos seres finitos. La muerte es parte de esto llamado vida y es tan parte de esta que la condiciona y estructura nuestra propia existencia. El problema del ser humano es que niega la muerte, no queremos pensar en ella. Inventamos teorías y estamos todo el tiempo generando una procrastinación. Al negar la muerte, de alguna manera falseas tu vida, te planteas las cosas como si fueras infinito. Cuando planeamos nuestra existencia, la muerte no entra en nuestros planes. Como la muerte no entra en nuestros planes, ¿qué hacemos? Trabajamos, deseamos, nos enamoramos, despertamos y, ¿para qué? Si en algún punto todo esto se termina, deberíamos disfrutarlo.

Creemos que poseemos cosas, entre estas cosas, la vida, como si fueran infinitas. Epicuro llamaba a este mal, “el mal de los falsos infinitos”. Pero nada es para siempre y el día que esto se termina en esos últimos segundos que tenemos de conciencia, decimos, ¿qué hice con mi vida? Y ese arrepentimiento final, es morir agobiado. Heidegger decía que apropiarse de nuestra propia muerte es una manera de apropiarse de nuestra vida. Saber que somos finitos tiene que transformar la manera en la que nos relacionamos con lo que hacemos.

Aunque la muerte es un rasgo común en todos los seres vivos, la manera en que vemos lo que hay después de la muerte puede cambiar mucho de comunidad a comunidad. Sin embargo, hay algo similar en muchos de estos pensamientos, que es que nuestra vida actual condiciona la siguiente. Pero, ¿cuándo comenzó a formarse una visión de la muerte?

En la prehistoria, la muerte era algo distinto para cada grupo, no había una visión de la muerte general pues no había medio de comunicación entre un grupo y otro para que se pudiera compartir una ideología. Todo empezó a cambiar con los imperios griegos y romanos, la escritura comenzó a desarrollarse y las diferentes culturas estaban más conectadas. Todo esto empezó a crear una idea generalizada sobre la muerte. Un ejemplo claro es en la mitología griega y romana, muchos dioses eran los mismos, pero con nombres distintos. El dios de la muerte en Grecia era Tánatos, hijo de Nix (diosa de la noche) y su hermano gemelo era Hipnos (dios del sueño). En Roma se llama Mors hijo de Nox (diosa de la noche) y su hermano gemelo fue Sommus (dios de la noche).

La literatura tranquiliza, tiene algo religioso, busca calmarnos. La religión es un gran relato que busca darle un sentido final a todo lo que hicimos en esta vida. La religión, como la filosofía griega, sobre todo la de Platón, lo que hace es introducir que si hay algo que perjudica la cuestión de la muerte que es; nuestro comportamiento durante la vida. El éxito del cristianismo es que dio respuesta a lo que nadie puede dar respuesta; no solo morir, sino resucitar. “Del Sentimiento Trágico de la Vida” de Miguel de Unamuno, es uno de los libros que mejor describe la situación. Al leer textos religiosos hay que entender entre la creencia y lo que aborda el tema y poder separarlo. La cuestión de la muerte, sin los textos religiosos, no se entiende. Y no porque los textos religiosos den una respuesta, sino porque te ayudan a pensar la muerte de mejor manera. Porque es la tradición religiosa la que más en serio se toma el tema de la muerte. Es más, la quieren resolver e incluso hay otros que hasta creen que la resolvieron.

¿En qué creen las distintas religiones? ¿Cuáles son sus relatos? El relato del budismo se cree que comienza con Siddhartha Gautama. Él era un príncipe y en ocasiones iba a la capital del reino para ver cómo vivía la gente. Vio a muchas personas, entre ellos viejos, enfermos y en alguna ocasión un cadáver. Ahí se dió cuenta de que todos los seres vivos sufren, desde el nacimiento, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. Al comprender las leyes de las reencarnación, se dio cuenta que esto se experimentaba una y otra vez y nació en él un deseo de liberarlos de su sufrimiento. Abandonó su hogar, en donde buscaría la sabiduría, la iluminación para poder liberarse del sufrimiento. Lo intentó con la meditación profunda, pero no se sintió satisfecho, después se hizo asceta, y tenía una ingesta mínima de alimentos, pero tampoco quedó satisfecho. Descubrió con el tiempo, lo que se le conoce como el camino medio. Un camino con moderación, sin hedonismo ni grandes sufrimientos. En una ocasión, Siddhartha se quedó 49 días meditando donde logró conseguir la iluminación. Para el budismo, todas las cosas, incluida la vida, cambian, decaen y resurgen. Nada es permanente, excepto los seres que alcanzan la liberación. El cuerpo después de morir no tiene importancia, al menos no como en otras religiones. La mente ha existido desde hace muchos años y no muere, solo reencarna. Hay diferentes tipos de reencarnación. La reencarnación o renacimiento del alma no es deseable pues para ellos hay una existencia cíclica, circular y errante. Liberarse de ese ciclo es el objetivo final, es lo más deseable. Lo siguiente mejor es la reencarnación en un humano pues es lo más cercano a la liberación, si actúas bien entonces podrás librarte de ese ciclo.

Los grandes relatos mitológicos que nos relacionan con la muerte buscan darle sentido. El relato mitológico de Adán y Eva es un gran ejemplo de lo que es la vida hoy en día. El texto dice “andaban desnudos en el paraíso”. El relato dice que pecan, comen del fruto prohibido y entonces Dios genera “la caída”. Los saca del paraíso y los hace padecer todos los males de este mundo. Al hombre lo condenan a trabajar, lo dice Dios en la biblia. Porque lo que hace es eso, decir que el trabajo siempre está asociado al castigo. En el paraíso tenías hambre y simplemente tomabas lo que se te antojaba. ¿Qué dice el Manifiesto Comunista? “Una sociedad comunista, armónica, donde satisfacemos nuestras necesidades y desarrollaremos nuestras capacidades sin necesidad de ningún tipo de trabajo abstracto”. Tengo hambre, como. Eso era el edén, pero pecaron y cayeron… Y a la mujer la condena a dos cosas; parir con dolor y “desearás al hombre, mas él te dominará” (Génesis 3:16). No hay que olvidar que esta historia se inventó en una época de mucha violencia de género. Este tipo de proveniencia, está al principio, en el génesis, en función de un castigo. Lo que Adán y Eva perciben cuando caen, es que están desnudos y al darse cuenta, entonces se tapan, porque les da pena. Este “estar desnudos” es que en realidad caen en un cuerpo y se vuelven mortales y es ahí donde empieza la vida terrenal de Adán y Eva. Esa conciencia de desnudes, es conciencia de que tenían un cuerpo y por eso están desnudos. Pero tener un cuerpo ya es degradarse, porque el cuerpo es materia y la materia se degrada.

El más famoso de ellos, es el de la muerte de Jesús de Nazaret en la cruz. Según el evangelio de Matero, Jesús crucificado primero se lamenta diciendo “padre, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27:45-46) Es decir, él no quería morir y menos de esa manera, pero al final lo acepta; “mi tiempo se ha consumado”.

El cristianismo tiene diferentes prácticas y es muy variable lo que piensen sobre la muerte. Algunos creen que es un sueño temporal y cuando llegue Jesús despertarán, pero la creencia más generalizada es que es un camino, algo necesario para poder pasar a otra vida y creen que Jesús, al morir por los pecados del hombre los ha salvado y pueden llegar al cielo o al infierno. Que estos no son lugares, sino estados del alma. El cielo es cuando el alma está lo más cerca de Dios posible, pero el infierno, al contrario de lo que se piensa popularmente, se puede decir que es un estado de frialdad, lejano de la luz de Dios. Las penas del infierno no son otras que el odio, la tristeza, la ira, la soledad, la melancolía, el remordimiento y el sufrimiento que produce la propia deformación del espíritu.

La religión judía comparte algunos relatos con el cristianismo, pero para ellos, Jesús no fue el mesías. No niegan su existencia, algunos dicen que fue un profeta más. No concuerdan con el nuevo testamento y tienen en común el viejo testamento con el cristianismo. Su visión de lo que pasa después de la muerte varía pero una visión general es que cuando él morimos, vamos a un purgatorio donde pasamos máximo 12 meses y al finalizar ese tiempo podemos llegar al Jardín del Edén. Otra visión sobre el alma, y es que nuestra es prestada y la tenemos que devolver a Dios al igual que el cuerpo y es por lo que son enterrados. Tienen la esperanza de que exista algo más allá de la muerte y en el mejor de los casos que el cuerpo y el alma se reconecten.

Creemos que las narrativas no son ni verdaderas ni falsas, son terapéuticas. Son relatos que escribimos de nosotros mismos para encontrarle sentido lo que no tiene sentido. Eso es una narrativa, siempre terapéutica. Sea la narrativa de la muerte que es de lo que más nos gusta escribir o sea la narrativa romántica, que habla del amor y todas esas historias. Narrativas para poder encontrar un sentido que ese otro con el que te tocó pasar el resto de tu vida, supone que hay algo mágico que te unió. Porque si no inventas esas historias, tienes que asumir que simplemente te cruzaste con alguien y punto. Llenamos creativamente de sentido narrativo situaciones que, si asumiéramos crudamente, nos daríamos cuenta que en realidad venimos después de la cucaracha y no antes. Entonces en vez de asumirnos individualistas, egoístas y jodidos, inventamos “la amistad”. Así creamos los grandes valores; la amistad, el amor, el bien, la belleza, la verdad, la trascendencia… Esa es la locura de la vida, la locura es que hacemos una apuesta. Por si las dudas que después de morir haya cielo o infierno, entonces transformamos nuestra vida en un infierno para asegurarnos el cielo. Esa es la lógica enferma, en términos de pensamiento de ventajista. A ver, ¿qué me conviene? ¿Y si después no hay nada? Te pasaste toda la vida desperdiciandola en función de lo que se supone que es el cumplimiento de ciertas normas que te aseguran la trascendencia, y si después no hay nada, doble pérdida. Como diría Nietzsche, esos requisitos son “la muerte en vida”. O sea, te mueres dos veces, porque lo que haces para llegar a lo que hay “después de la muerte”, es ser un muerto aquí en la vida porque es: represión, todo contra el deseo, cumplir los mandamientos, las obligaciones, las reglas… ¿Y si después te mueres y no hay nada?

Pero… ¿si mueres y está lo que esperabas? ¿si tu apuesta es correcta y llegas al cielo, o la liberación? El argumento de Pascal dice que racionalmente es mejor creer en Dios: “La razón es que, aun cuando la probabilidad de la existencia de Dios fuera extremadamente pequeña, tal pequeñez sería compensada por la gran ganancia que se obtendría, o sea, la gloria eterna”.

Tiene 4 escenarios:

  1. Puedes creer en Dios; si existe, entonces irás al cielo.
  2. Puedes creer en Dios; si no existe, entonces no ganarás nada.
  3. Puedes no creer en Dios; si no existe, entonces tampoco ganarás nada.
  4. Puedes no creer en Dios; si existe, entonces no irás al cielo.​

Nos gusta pensar la muerte como si fuera el punto final de un relato. Por lo menos, pensarlo así, nos deja más tranquilos. Consideramos que nuestra vida es un relato, todos y todo lo que sucede son simples relatos. Cuando llega la muerte, es el punto final de este relato. Todo tiene un final; una fiesta, un viaje, una canción, la muerte es el punto final de nuestro relato. Pero qué pasa si nuestros relatos son verdaderos, al menos para nosotros; qué pasa si vemos nuestra vida como una película o un libro que dura unos cuantos años. Y si pudiéramos mover qué tan pronto llegamos al final de la película, si podemos hacer mucho más largos los capítulos de nuestra vida. Si en lugar de terminar a los 80 años, termina en 1000 años, ¿cambiaría nuestra vida de forma drástica o sería lo mismo pero más lento? Entonces dinos, si tuvieras la capacidad de elegir… ¿Cuánto tiempo duraría tu vida?