¿Nací para morir?

“Algunas personas solo nacieron para ser enterradas” Donald Ray Pollock

Te has preguntado, ¿quién eres? ¿Cuál es tu propósito y si tu vida tiene algún sentido? Te has preguntado ¿para qué naciste? Y si no nacemos para morir, entonces ¿para qué? ¿y si encontramos una razón para dormir emocionado por despertar al siguiente día, seremos felices? ¿por qué buscarle un sentido a este mundo sin sentido? ¿por qué nos hacemos estas preguntas? Los animales actúan por instinto, pero los seres humanos son “libres”, tienen la capacidad de pensar y elegir. Hablábamos la vez pasada que entender que somos libres y que podemos elegir puede llegar a ser horrible por todas las cosas que no elegimos. A esto Søren Kierkegaard lo llama “angustia existencial”. Este fue uno de los conceptos que inició el existencialismo que es una corriente filosófica que se enfoca en la libertad del individuo. Y es que tememos que nosotros tengamos que darle sentido a nuestra vida tratando de tomar decisiones racionales en un mundo irracional.

¿Por qué queremos saber por qué nos vamos a morir? Si no nos muriéramos, no tendríamos necesidad de saber. Postergar es el único objetivo que tienen las prácticas humanas. Tratamos de encontrarle sentido al sin sentido y como no lo podemos encontrar, hacemos cosas… Jaques Derrida se pregunta, ¿De qué sirve todo lo que hacemos en la vida? De qué sirve si, de todos modos, nos vamos a morir… Martin Heidegger también apoya el concepto, dice que como en el fondo todos nos vamos a morir, no importa que digan cosas como: “bueno, pero la pasó muy bien”. No importa nada de eso, al final, desapareces y dejas de existir y con el tiempo, incluso se borra el recuerdo de tu existencia…

Aunque todos nosotros nos vamos a morir, la cosa sigue, sin nosotros, pero sigue. Ese es el verdadero problema. Imagínate que el día que tú te mueres, muere todo contigo. Realmente a uno lo que le jode, es morir y que la cosa siga, pero que siga sin ti. Si supieras que te mueres y todo muere contigo, todo sería menos doloroso.

No solo está la muerte individual, también está la muerte social. La muerte social tiene que ver con la muerte de alguien más y la apropiación de la muerte de uno por parte de la violencia, del poder. No solo hay una apropiación de la vida, sino una expropiación de la muerte. Porque es la imposibilidad de que uno muera su propia muerte, que es el final de su vida. Una de las partes más perversas de la muerte, es la incertidumbre social frente a la vida y la muerte. Por ejemplo, cuando alguien desaparece. No sabes si está vivo o muerto, es una doble violencia ya que no solo “te matan”, sino que no te dejan morir. La muerte también es un límite, es una frontera final. Nos cuesta mucho pensarlo así, pero yo me niego a pensar que si la muerte es una frontera del otro lado haya algo. Si hay algo, entonces no es la muerte. Si hay algo más, entonces, la vida sigue, entonces la muerte no es la muerte, es solo un paso. Dejemos de hablar de muerte. Que la idea de que hay algo más nos calma, es otra cosa…

La principal angustia tiene que ver con asumir que somos seres mortales. Heidegger dice “somos para la muerte”. Esto quiere decir, que la muerte condiciona el modo en el que vivimos la vida. En especial, condiciona la vida de todos los que, aunque sabemos que nos vamos a morir, desperdiciamos la vida. Con esto, no estamos diciendo que toda “la cotidianidad” está mal y que no es algo que disfrutemos. Nos referimos a la sobrevaluación de todo lo que hacemos. Es decir, creer que alcanzamos la felicidad cuando llegamos a “encontrar el amor”, “tener mucho dinero”, “tener lo que quieres”… Es decir, sobrevaloramos creyendo que hay algo que puede separarse de la contingencia de todo lo que hay. Todo en el fondo, se termina…

Es un pensador complejo, pero muy importante así que es importante explicar de forma muy sencilla su filosofía. Para él, la filosofía dejó olvidada una cuestión muy importante: ¿qué significa existir? Esta es una pregunta que no ha sido estudiada por la rama de la filosofía correcta porque el ser carece de definición, si tuviera tendríamos que dar por sentado su existencia. Tiene que ser estudiado desde un punto de vista ontológico, es decir la que se encarga de estudiar lo que existe.

Los entes son todo lo que hay en el mundo, ya sea piedras, montañas, ríos, animales, y todos los entes son manifestaciones del ser. El ser debe de ser distinto de los entes, pero no podemos tener una noción del ser sin los entes, por lo tanto, son dependientes uno del otro. El humano es la clave para entender el ser porque es el único que se pregunta por la existencia y la muerte. Dice que fuimos arrojados al mundo, a esto lo llama Dasein. Tú eres alguien que fue arrojado al mundo sin elección de tus circunstancias, pero no es una filosofía pesimista. Fuiste arrojado al mundo con factores que están determinados por el pasado, pero nuestra vida tiene que estar enfocada hacia el futuro. “El ser humano no es su realidad, sino su posibilidad.”

También dice de la muerte muchas cosas, plantea que el ser humano no es algo cerrado, sino algo abierto. Somos proyecto, somos posibilidad, el ser humano no es nada definitivo, somos posibilidad abierta ya que nos estamos reinventando todo el tiempo. Esas posibilidades son múltiples, todos estamos acá en este momento, pero podríamos estar en otro lado. Todo el tiempo estamos actualizando nuestras posibilidades. Si tuviéramos que definir al ser humano, se definiría como un horizonte lleno de posibilidades. Hay una posibilidad que a todos nos une, la muerte. Pero la muerte es posibilidad en estado puro, porque es una posibilidad imposible de hacer efectiva. Siempre es posible para nosotros morir, pero nunca es efectivo. Sabemos que nos vamos a morir y es una posibilidad que se va cumplir, pero nunca la experimentamos en términos de concreción, sino siempre como posibilidad abierta. La muerte está siempre adelante como posibilidad más pura. Pero, esa posibilidad que está en estado puro, es la posibilidad de la imposibilidad de las posibilidades. Esa posibilidad nos va a llegar a todos, lo que hace posible en un momento que todo se nos vuelva imposible.

Todos somos posibilidad, y al ser arrojados al mundo podemos llegar a ser todo. Pero en dónde nacimos afecta la que somos. Pudiste haber nacido en una familia rica o pobre, de derecha o de izquierda, religiosa o no. Desde que nacemos nuestras posibilidades se reducen. Pero nuestra existencia precede a nuestra esencia. Es decir, el ser humano no tiene una naturaleza humana. No nacemos con ciertos valores que tenemos que seguir. No somos nuestras etiquetas, somos individuos y ya. Existir es un acto que tenemos que hacer día con día y nuestros valores los vamos creando con nuestras acciones. Esta es una idea clave del existencialismo. Algunos lo pueden tomar como: podemos ser lo que queramos. Sí y no. Podemos desear ser lo que queramos, pero si no actuamos, si no lo llevamos a cabo, si pensamos que nuestras decisiones no tienen sentido entonces vivimos una existencia inauténtica. Para poder vivir auténticamente tenemos que actuar de acuerdo a nuestra libertad, hacernos responsables de nuestras acciones. Tenemos que decidir qué queremos ser y actuar acorde a eso.

Epicuro sostiene que la felicidad se alcanza cuando logramos tener el alma intranquila. Para alcanzar la intranquilidad del alma, tenemos que deshacernos de los falsos temores. ¿Por qué no somos felices? Porque estamos todo el tiempo perturbados. ¿Qué nos perturba? Muchas cosas, las dependencias por ejemplo y la peor de ellas es el amor. El amor no solo emboba, sino que además genera dolor. Lo que debería ser placer o alegría termina siendo todo lo contrario. El temor a los Dioses es otra de ellas, pero si es que existen los Dioses, ¿crees que se preocuparían por lo que pasa aquí “abajo”? Un Dios que está pendiente del ser humano no es Dios, es un idiota. Y así, hay que analizar cada cosa que no deja que vivas feliz para poder alcanzar la felicidad y poder morir.

Los epicúreos proponen la idea del tetrafármaco:

  1. Los Dioses no son de temer.
  2. La muerte no es nada para mí.
  3. El bien es fácil de alcanzar.
  4. El mal es fácil de soportar.

Esas cuatro ideas se convierten en un mantra y si lo estás repitiendo constantemente lo asumes y dejas de temerle a la muerte. Esto es básicamente porque cuando la muerte llega no la sientes.

Fernando Pessoa dice, “el propio vivir es morir, porque no hay un día más en nuestra vida que no sea un día menos en la vida”. Realmente de la muerte no hemos dicho nada ya que solo decimos cosas acerca de la vida. Y aunque nos imaginemos nuestra muerte, sólo podemos pensarla desde la vida. Friedrich Nietzsche habla del eterno retorno, en “La Gaya Ciencia” hay un texto llamado “La Carga más Pesada” que nos hace reflexionar todo lo que hemos vivido:

“¿Qué dirías si un día o una noche se apareciera furtivamente un demonio en tu más honda soledad y te dijera lo siguiente: “Esta vida, tal como la vives ahora y como la has vivido, deberás volver a vivirla una e innumerables veces más; y no habrá nada nuevo en ella, sino que habrán de volver a ti cada dolor y cada placer, cada pensamiento y cada suspiro, todo lo que hay en la vida de inefablemente pequeño y de grande, todo en el mismo orden y en la idéntica sucesión, incluso esa araña, y ese claro de luna entre los árboles, y este instante y yo mismo. Al eterno reloj de arena de la existencia se lo dará vuelta una y otra vez y a ti con él, ¡grano de polvo del polvo!”?

Te pregunto, ¿cómo reaccionarías? ¿No te tirarías al suelo rechinando los dientes y maldiciendo al demonio por tu destino? ¿O al revés, no vivirías un formidable instante en el que serías capaz de responder; “Gracias, tú eres un dios; nunca había escuchado cosas más divinas”? Si te dominara este pensamiento, seguro, te transformaría, convirtiéndote en otro diferente al que eres, tal vez hasta torturándote. Esta pregunta hecha en relación con todo y con cada cosa, esta pregunta: “¿quieres que se repita esto una e innumerables veces más eternamente?” Esta pregunta, pesaría sobre ti como tu carga más pesada ¿De cuánto amor a uno mismo y hacia la vida habrías de dar muestra para no desear nada más que confirmar y sancionar esto de una forma definitiva y eterna?”

La idea del eterno retorno tiene como respuesta, casi siempre, un sí inmediato. Claro que si estás en el momento más feliz de tu vida dirás que sí sin dudarlo, si estás en el peor momento dirás que no inmediatamente. ¿Pero si estás en un punto neutro? Creo que la mayor parte de los casos será un sí porque la alternativa es decir no. No me gusta mi vida, cambiaría todo mi vida o peor aún, no hubiera nacido. No todos tienen el valor de ser honestos consigo mismos y si no pueden serlo con ellos mismos, menos lo harán con los demás. Nos han enseñado a aceptar lo que tenemos y ser felices por ello. Sí claro, siempre hay que aspirar a más, a mejorar nuestro futuro, pero nunca debemos de desear cambiar nuestro pasado. ¿Tú qué harías?

¿Has pensado quién es el autor de tu vida? ¿Quién la estructura, la muerte o tú? ¿quién le va a poner el fin? y si hubiera otra opción ¿podrías llegar a un acuerdo con la muerte?